La personalidad como fundamento para desarrollar competencias

Disponer de personalidad, pensamiento crítico y autonomía personal es básico para un buen profesional. Según consultores especializados en el área de recursos humanos, “las aptitudes y los rasgos de personalidad constituyen el cimiento sobre el que se construyen las competencias. Sin estos dos fundamentos no es posible que un individuo pueda aprehender determinadas competencias”.

Los rasgos de personalidad son el conjunto de peculiaridades que constituyen a la persona, como el equilibrio emocional, la agresividad, la extroversión, la introversión, la paciencia, el optimismo, la adaptabilidad, la empatía, la paciencia, etc.

Autores como Claude Levy-Leboyer sostiene que las aptitudes y la personalidad permiten caracterizar a los individuos y explicar la variación de sus comportamientos en la ejecución de una amplia gama de tareas de características análogas.

Por otra parte, las competencias posibilitan pronosticar y revelar el potencial de las personas para aplicar un conjunto integrado de aptitudes, rasgos de personalidad, conocimientos y habilidades, a fin de cumplir misiones complejas, en empresas específicas, dentro de carriles definidos por la naturaleza, la cultura y las estrategias de cada una.

Según Travis Bradberry, coautor de Inteligencia Emocional 2.0 y presidente de TalentSmart, “la personalidad consiste en un conjunto estable de preferencias y tendencias a través del cual nos acercamos al mundo. Ser introvertido o extrovertido es un ejemplo de un rasgo importante de la personalidad. Los rasgos de personalidad se forman a una edad temprana y se fijan en la edad adulta temprana. Muchas cosas importantes sobre ti cambian a lo largo de tu vida, pero tu personalidad no es una de ellas”, explica en un artículo para el Foro Económico Mundial.

Así mismo asegura que la personalidad es distinta del intelecto (o QI). Los dos no ocurren juntos de una manera significativa. La personalidad también es distinta de la inteligencia emocional (o EQ), y aquí es donde el estudio, y la mayoría de los líderes para esa materia, han malinterpretado el término.

Es así como 10 habilidades que distinguen a los empleados excepcionales por su personalidad, según Bradberry, son las siguientes:

1. No piensa en una gratificación inmediata: Pueden ir más allá de sus responsabilidades, no se intimidan para hacerlo y generalmente no esperan recompensa por eso. Esa llega sola.

2. Pueden manejar la confrontación: No buscan confrontación pero tampoco la evitan, Mantienen la compostura y exponen clara y lógicamente sus argumentos.

3. Se centran: Ni se distraen con disputas triviales. Diferencian muy bien eso y los problemas reales. Enfocados en lo que realmente importa.

4. Son valientes: Están dispuestos a hacer preguntas o hablar lo que otros no se atreven, equilibrando el sentido común y en el momento adecuado. Pensar para hablar.

5. Controlan su ego: Admiten que se equivocan y están dispuestos hacer las cosas de otra manera.

6. Nunca están satisfechos: Las cosas siempre pueden ser mejores, sin olvidar darse una palmada en la espalda.

7. Reconocen cuando algo está mal y lo arreglan. Si hay que cambiar procesos tradicionales pero poco eficientes, lo hacen. El “así se hace siempre” no está en su vocabulario.

8. Asumen su responsabilidad, sin culpar a otros y exponiendo sus errores antes que otros lo averigüen.

9. Son negociadores: Queridos por sus compañeros de trabajo, con habilidades de liderazgo e íntegros. Confiables para que representen externamente a su empresa.

10. Neutralizan a las personas tóxicas: Los empleados excepcionales controlan sus interacciones con personas tóxicas manteniendo sus sentimientos bajo control. Identifican sus propias emociones y no permiten que la ira o la frustración alimenten el caos.