Quizás se pregunte por qué es necesario apostillar un documento. La razón es que todo documento público (actas del estado civil, sentencias, certificaciones y actos notariales, certificaciones de buena conducta, estudios y títulos), documentos o acuerdos privados y documentos societarios de empresas, requieren una certificación del país de origen que los autentique para que tengan validez en otro país.
La apostilla solo es válida entre los más de 100 países firmantes del convenio de la Haya del 6 de octubre de 1961, dentro de los cuales se encuentra: Estados Unidos, España, Puerto Rico, México, Panamá, Francia, República Dominicana, entre otros. Antes de dicho acuerdo, o entre países no signatarios, un documento de un país no era reconocido en otro sin un extenso proceso de legalización con diferencias dependiendo de los países involucrados. La apostilla viene a eliminar una serie de procesos burocráticos que debían cumplirse para que un documento fuera válido y pudiera ser utilizado en el extranjero.
Las apostillas son tramitadas ante la institución pública de asuntos exteriores del país que emite el documento, es decir, no es posible apostillar un documento procedente de Japón en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana, el mismo debe ser tramitado en Japón antes de ser enviado para la gestión que se requiera.
Algunos países tienen el proceso de apostille descentralizado, por lo que no reposa en un solo lugar la función de legalizar los documentos, otro dato interesante es que en ciertos países esta gestión no tiene costo alguno.
En nuestro país la apostilla es una gestión realizada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, se debe tener en cuenta agotar el proceso de legalización en Procuraduría para documentos notariales, y según la institución que lo emita la legalización pertinente (Cámara de Comercio para documentos societarios, Ministerio de Educación en el caso de documentos académicos, Actas de Estado Civil debidamente legalizadas).
Por: Sarahy García