La festividad de Corpus Christi es propicia para comentar el Evangelio de Mateo (Mt 6, 9-13), el cual contiene la oración por excelencia de las iglesias católicas, ortodoxas, anglicanas y protestantes.
El Padre Nuestro es el modelo de oración enseñado por el mismo Jesús, a través de la cual quedamos invitados a vivir la experiencia de hijos de Dios.
Iniciamos la oración con las potentes palabras “Padre Nuestro que estas en el cielo”.
Dios es nuestro padre, el de todos, no solo de algunos. Las primeras dos palabras nos invitan a la renuncia del egoísmo e individualismo, para abrirnos al amor filial de hermanos, a la solidaridad. La indicación de que está en el cielo nos recuerda que estamos en la tierra, en un peregrinar que nos retorna a El en el cielo.
Inmediatamente después la excelsa oración nos conduce a realizar tres peticiones que tienen por objeto la santificación de su Nombre, la venida de su Reino y el cumplimiento de su voluntad. Jesús es el ejemplo al cual seguir para dar Gloria a Dios, por medio de acciones impregnadas de amor y misericordia, que si bien dan honor a Dios, son también el medio de llevar a Dios a los demás.
Las últimas peticiones referentes al alimento, perdón y tentaciones, representan la fe y la esperanza de que estamos ante un Padre que nos cuida y nos da lo que necesitamos. Los dones de Dios son abundantes y alimentan el alma para ayudarla a perdonar y darle luz para discernir el bien y el mal.
Concluimos la oración con una simple palabra “Amen”, que al expresarla manifestamos que Dios es Nuestro Padre; Jesús su Hijo y nuestro hermano; y el Espíritu Santo, el que viene a auxiliarnos con sus dones y gracias.