Solo querían defender los derechos civiles, pero se convirtieron en blanco de persecución penal. Hace cinco años, unos 200 abogados fueron arrestados en China. Ellos y sus familias siguen siendo reprimidos hoy en día.
Un día tocaron fuertemente a la puerta de la familia Yu, en Pekín. Cuando la dueña de casa preguntó quién tocaba tan tarde, no obtuvo respuesta. Poco después, los desconocidos usaron una motosierra para abrir la puerta y arrestaron al dueño de casa, el abogado Yu Wensheng. «No pudieron identificarse. Tiraron a mi esposo al suelo y lo esposaron» recuerda Xu Yan, esposa de Yu.
El hecho ocurrió la noche del 6 de agosto de 2015. Los individuos eran, como se supo después, miembros de la Seguridad del Estado chino. El abogado Yu, que había defendido a disidentes, supuestos enemigos del pueblo y seguidores de la prohibida secta Falun Gong en numerosos juicios penales, podría haberlo sospechado. Porque solo unos días antes de su arresto había presentado una denuncia penal contra el ministro de Seguridad del Estado de la República Popular China. Su acusación se basaba en la privación de libertad en más de 100 casos.
Pero Yu no es un caso aislado. Hace cinco años, alrededor del 9 de julio de 2015, hubo detenciones masivas y citaciones a unos 200 abogados para comparecer en 23 provincias chinas. Los afectados eran críticos del régimen, pero sobre todo abogados que defendían los derechos humanos y civiles, y a familiares de las víctimas. Debido a la fecha, esta campaña se hizo conocida como «Ola de Arrestos 709».
Arresto después de tres años
El abogado Yu fue liberado después de 24 horas. Pero tres años más tarde, en 2018, fue arrestado porque había enviado una petición al Congreso del Pueblo, el parlamento chino, proponiendo una enmienda constitucional. Yu exigió más derechos civiles y un cambio en el sistema político.
Durante años no hubo rastro de él. Más tarde, en junio de 2020, el Tribunal del Pueblo de Xuzhou llamó a la familia, que vive a unos 1.000 kilómetros en Pekín. «Me informaron que mi esposo había sido condenado a cuatro años de prisión», dice Xu. El tribunal consideró probadas las acusaciones de «socavar la autoridad del Estado».
«Por supuesto que me preocupa que sea torturado mientras esté detenido. Haré todo lo que pueda para verlo. Pero yo soy una de las personas privadas de sus derechos», comenta Xu, quien en 2018 informó sobre el caso de su esposo y la situación de los derechos humanos a la canciller alemana Angela Merkel durante su visita a China. Según Xu, la represión de los abogados de derechos humanos continúa en la actualidad: «Muchos tuvieron que pagar multas administrativas o han perdido sus licencias como abogados».
«Más allá de la justicia»
El jurista Xie Yang califica como «justicia paralela» el caso de Xu y los otros abogados arrestados. Él mismo estuvo bajo arresto domiciliario durante años desde 2015 y posteriormente fue también declarado culpable de «socavar la autoridad del Estado» y «violar la paz social». Ahora defiende a su colega Yu: «Pero nunca se me permitió encontrarme con mi cliente o con su familia. Todo ocurrió a puerta cerrada. ¡Es terrible!”.
Audiencias que no son públicas y juicios penales secretos, como en el caso de su cliente Yu, están destinado a disuadir a otros abogados. «Conocí a mi abogado público 500 días después de mi arresto. La represión a los abogados de derechos humanos por parte del Gobierno chino está al margen del sistema legal», asegura Xie en entrevista con Deutsche Welle.
De la cárcel al arresto domiciliario
Pero incluso si los abogados salen de prisión, no quedan libres, como lo muestra el caso de Jiang Tianyong. Pasó dos años tras las rejas por supuestamente «socavar la autoridad del Estado». Fue puesto en libertad en febrero de 2019 y desde entonces vive en la provincia de Henan. Pero Jiang es vigilado las 24 horas del día por la Seguridad del Estado chino, como cuenta su esposa Jin Bianlin, quien ahora vive en el exilio en Estados Unidos.
«La Seguridad del Estado también le impide hacerse un examen médico», señala Jin en entrevista con DW. Su esposo está enfermo desde hace mucho tiempo, pero no se le permite la visita de un doctor. También el abogado Xie Yang fue quien defendió a su colega enfermo. La Seguridad de Estado le llegó a permitir a Jiang un viaje a Pekín para recibir tratamiento médico. Pero cuando este llegó a Pekín, las autoridades cambiaron de opinión y lo escoltaron a su casa. «El poder de la ley en China solo está en el papel. No existe en la vida real», lamenta su esposa.