Durante esta tercera semana de adviento, la Iglesia católica promueve el valor moral de la tolerancia, lo que nos mueve a reflexionar sobre el mismo. La tolerancia es la capacidad que tiene cada persona de soportar a quienes piensan, creen o actúan de forma distinta a la propia.
La tolerancia se considera un valor moral porque implica el respecto íntegro hacia el otro. El encuentro de los derechos de una y otra persona son los trámites que se deben salvaguardar y proteger por las leyes e instituciones gubernamentales. El régimen sancionatorio viene a castigar a los que incumplen con su obligación de respeto, es decir, de tolerancia, al derecho ajeno.
Nuestra constitución garantiza derechos fundamentales, innegables a las personas desde la óptica legal, como son los derechos civiles y políticos, los económicos y sociales, y los culturales y deportivos. Estas garantías buscan frenar la libertad de las personas de vulnerar los mismos derechos de los otros.
La cultura de la tolerancia que ha venido desarrollándose, impulsada a nivel global por las Naciones Unidas, promueve el respeto y la protección de los más débiles ante las desventajas a las cuales pueden verse sometidos por la fuerza política, económica o social de otros.
En nuestro país la cultura del respeto se va manifestando con las adopciones de leyes que permiten un recurso efectivo de los más débiles ante las transgresiones de sus derechos. Ejemplos concretos del progreso de nuestro sistema legal hacia esta nueva cultura más tolerante y respetuosa son Procompetencia y Proconsumidor.
En lo personal todos podemos contribuir a fomentar una sociedad más tolerante, practicando el respeto y ejerciendo las vías de recurso cuando nuestros derechos sean vulnerados.
