La mutación del Trabajo

Una de las consecuencias inmediatas del Covid-19 que sufre una gran parte de la población es la suspensión de su trabajo o la disminución significativa del mismo.

Juan Pablo II, en la encíclica LaboremExercens, nos advirtió que el trabajo “varía incesantemente en sus modalidades con la mutación de las condiciones técnicas, culturales, sociales y políticas” (LE,5). 

De repente y sin previo aviso, la forma de trabajo nos cambió, para otros, el oficio mismo ha de cambiar.   Algunos se han quedado sin trabajo, otros están suspendidos, otros ven como el trabajo disminuye.  Estas personas todas enfrentan retos adicionales a los de cuidarse de no ser infectados por el virus.

La primera enseñanza de #quedateencasa es que finalmente está clarísimo que el trabajo es un valor familiar.   “El trabajo es el fundamento sobre el que se forma la vida familiar, la cual es un derecho natural y una vocación del hombre….” (LE, 10)   Y es que ahora que estamos todos en casa, ninguno queda exento de asumir su parte de la responsabilidad básica del hogar.

La mayoría de los hogares ya ha implementado un trabajo doméstico compartido, en el cual se ha fijado un orden para hacer la cama, bañarse, cocinar, fregar, mantener la casa limpia y recogida.  Aquí ya vivimos la primera mutación del trabajo y que sirve de fundamento para sostenernos en las demás que habremos de asumir.

Es un gran aprendizaje que sirve de zapata para aprovechar este momento oscuro, para ejercitarnos en las virtudes y salir de esta crisis mejores personas, con una familia más sólida, con una sociedad más solidaria.

En cuanto al trabajo fuera de casa, la mutación está ocurriendo, estamos en este momento de transición en que se va formulando un nuevo esquema de hacer las cosas.   #quedateencasa también es una oportunidad de pensar cómo aprovechar estas tecnologías, como aprovechar los talentos personales, como innovar en la forma de hacer las cosas. Tanto empresarios como asalariados estamos llamados a la innovación y ahora con escasos recursos y mucho tiempo, nos toca pensar.

Los tiempos de crisis, especialmente estos de oscuridad, son tiempos privilegiados para ejercitarnos en la fe, la esperanza y la caridad.    Aquellos que sacan lo mejor de sí en estos momentos, son los que irradian la luz que termina la oscuridad. Saldremos adelante, con la ayuda de Dios, con la certeza de que el sol sale cada día y aportando lo que podamos a todo el que nos rodea.