Uso de la palabra

La llegada del mes de febrero nos inclinó a la reflexión sobre temas propios de la época como el amor y la felicidad. Todos estamos llamados a ser felices y sin embargo se convierte en un reto difícil de lograr. La manifestación de la felicidad se da cuando nos amamos a nosotros mismos y amamos a los demás, independientemente de las circunstancias de adversidad del momento.

A continuación, vamos a desarrollar cuatro consejos prácticos que hemos recibido y nos  han ayudado personal y profesionalmente, fortaleciendo las relaciones personales con los demás.

Las palabras tienen una gran fuerza e impactan a quienes nos rodean, por eso el primer consejo es usar adecuadamente la palabra. Este primer consejo lo recibimos hace  tiempo y nos impactó lo elemental del mismo y sin embargo, convertirlo en hábito requirió de cierto esfuerzo.

Para ilustrar el poder de las palabras usaremos ejemplos mundiales: De manera positiva, las palabras usadas por Martin Luther King fueron el motor que logró movilizar a toda una nación hacia principios fundamentales como la igualdad y la justicia. De manera negativa, las palabras usadas por Adolf Hitler tuvieron igualmente un impacto en millones de personas, pero esta vez hacia la destrucción y muerte. En el ámbito religioso, la Biblia nos enseña que Dios crea el mundo a través de su palabra (Génesis 1, 3-31).

Si bien en menor medida, nuestras palabras, igual a los ejemplos citados, construyen o destruyen a nuestro alrededor. Si criamos a nuestros hijos diciéndoles lo malo que son, afectamos su amor propio. Si somos despectivos con las personas que laboramos, dificultamos la comunicación, el trabajo en equipo y el aporte positivo que puedan dar a la empresa.

En lo adelante, tengan pendiente que las palabras desvelan el interior de quien las dice.  Por ello se hace fácil identificar a las personas inseguras de sí mismas, porque son las más críticas de otras; las que carecen de amor propio, porque son despectivas con los demás; las que tienen dolor en su corazón, porque pretenden herir con sus palabras. Las personas cargadas emocionalmente con desprecios, odios, celos, envidias o cualquier sentimiento oscuro esparcen su infelicidad y desamor a través de sus palabras. Sus palabras buscan contagiar a otros de su propio sentir.

Si por alguna razón al hacer tu propia introspección encuentras que dices y esparces emociones negativas, busca la raíz de dicho sentimiento en ti mismo, a fin de identificar la causa. Las heridas hay que identificarlas y sanarlas. Debemos frenar el difundir emociones dolorosas en otros y evitar convertir a otros en víctimas de nuestras palabras.

Sin embargo, si las palabras que emanan son prudentes, empáticas o justas, se evidencia el amor propio y hacia los demás.

Invitamos a cada lector a tomar conciencia de la fuerza de las palabras y disponerse de manera deliberada al uso adecuado de ellas hasta que se convierta en un hábito.

Los líderes se recuerdan por sus palabras y a quienes más amamos, los llevamos vivos en el corazón por lo que nos han expresado.

«El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca.» (Lucas 6,45).

Por: Ofar abogados.