¿Qué son las medidas de coerción y cuándo se aplican?

Las medidas de coerción son acciones judiciales que se toman contra una persona que está siendo investigada o acusada de un delito, con el fin de asegurar su comparecencia ante la justicia y evitar que entorpezca el proceso o ponga en riesgo a otras personas.

Estas medidas pueden afectar la libertad o el patrimonio del imputado, dependiendo de la gravedad del delito, las pruebas existentes y las circunstancias personales del caso. No se trata de una forma de castigo anticipado, sino de una garantía procesal que busca proteger los derechos de la víctima, la sociedad y el propio imputado.

En este artículo te explicaremos los tipos de medidas de coerción que existen, cuándo se aplican y por cuánto tiempo pueden durar.

Tipos de medidas de coerción

Las medidas de coerción se clasifican en dos grandes grupos: las personales y las reales.

Las medidas de coerción personales son aquellas que restringen la libertad de movimiento o las actividades del imputado, como por ejemplo:

  • La prohibición de salir del país, del territorio nacional o de una localidad determinada.
  • La obligación de presentarse periódicamente ante el juez o la autoridad competente.
  • La prohibición de comunicarse o acercarse a la víctima, los testigos o los coimputados.
  • La suspensión del ejercicio de un cargo público o de una profesión u oficio.
  • El arresto domiciliario, que implica el confinamiento del imputado en su residencia o en otro lugar designado por el juez.
  • La prisión preventiva, que implica la privación de libertad del imputado en un centro penitenciario.

Las medidas de coerción reales son aquellas que afectan los bienes del imputado, como por ejemplo:

  • El embargo preventivo, que consiste en la retención o inmovilización de los bienes del imputado para garantizar el pago de una posible indemnización a la víctima o al Estado.
  • La caución, que consiste en el depósito de una suma de dinero o la entrega de una garantía para asegurar el cumplimiento de las obligaciones procesales del imputado.

Prisión preventiva: ¿cuándo se aplica y por cuánto tiempo?

La prisión preventiva es la medida de coerción personal más severa y restrictiva, ya que implica la privación de libertad del imputado mientras dura el proceso penal. Por eso, sólo se aplica cuando hay un riesgo fundado de que el imputado pueda:

  • Fugarse o esconderse para evitar el juicio.
  • Destruir, modificar o falsificar las pruebas del delito.
  • Amenazar, intimidar o influir sobre la víctima, los testigos o los coimputados.
  • Cometer otro delito grave o poner en peligro la seguridad pública.

Para determinar si existe ese riesgo, el juez debe evaluar varios factores, como:

  • La naturaleza y gravedad del delito.
  • La pena probable que le correspondería al imputado si fuera condenado.
  • Los antecedentes penales y personales del imputado.
  • Los vínculos familiares, laborales y sociales del imputado.
  • Las condiciones de vida y salud del imputado.

La prisión preventiva no puede durar más tiempo del necesario para asegurar los fines del proceso. Por eso, tiene un límite legal máximo que depende de la complejidad del caso. Así, la prisión preventiva puede durar hasta:

  • 12 meses, si el proceso es ordinario (es decir, si el delito tiene una pena máxima inferior a 8 años).
  • 18 meses, si el proceso es complejo (es decir, si el delito tiene una pena máxima igual o superior a 8 años, o si hay varios imputados o hechos).

Además, el juez debe revisar cada 3 meses si se mantienen las condiciones que justificaron la prisión preventiva, y si no es así, debe sustituirla por otra medida menos gravosa. El imputado también puede solicitar al juez que revise su situación cada vez que haya un cambio favorable en su caso.

Conclusión

Las medidas de coerción son acciones judiciales que limitan la libertad o el patrimonio del imputado de un delito, para asegurar su presencia en el proceso y garantizar los efectos de una posible sentencia. Se dividen en personales (que restringen la libertad de movimiento o actividades del imputado) y reales (que afectan los bienes del imputado). La prisión preventiva es una medida de coerción personal de carácter excepcional, que implica la privación de libertad del imputado, cuando hay peligro de fuga, destrucción de pruebas o amenaza para la sociedad, la víctima o los testigos. Las medidas de coerción son provisionales y sólo duran el tiempo necesario, según las circunstancias del caso. La prisión preventiva tiene un límite legal de 12 o 18 meses, según la complejidad del proceso, y se revisa cada 3 meses.