Irregularidades y responsables en el juicio de Jesucristo

Mucho se ha hablado del proceso jurídico al que se vio sometido Jesús y de los directos responsables de su muerte. Según el sacerdote y abogado argentino, Javier Olivera Ravasi, hay una participación jurídica y formal tanto de judíos como de romanos en la ejecución de Jesús. Fueron ambos grupos los que cumplieron con el misterio de la muerte del Justo, por la cual nos vino la salvación, según su ensayo llamado “El proceso jurídico de Cristo” en el que hace un análisis político y jurídico de lo que sucedió durante la pasión y muerte de Jesús.

El padre Olivera relata, para quienes no lo saben, que después de declararse el estado de Israel en la postguerra de 1948, los cristianos han expresado el deseo de que el régimen israelí, como supuesto sucesor del antiguo régimen judío del Sanedrín, instruya de nuevo el proceso de Jesús y someta a una revisión el inmenso error judicial pronunciado en su tiempo y encontrar a los directos responsables jurídicamente hablando.

Dice el ensayo que incluso antes de que acabara la guerra, “la prensa mundial anunció en la primavera de 1940 que un jurista holandés, bajo el seudónimo de H.187, había presentado al Ministerio Israelí de Justicia una formal propuesta de este asunto en un documento de quince páginas. El ministro de Justicia Moshe Smoira se vio obligado a prometer un cuidadoso examen del asunto pues ya antes de ello había sido lanzada la idea de una revisión; fue a comienzos de los años treinta cuando un juez judío había efectivamente instruido un nuevo caso contra Cristo. Los datos sobre este asunto estuvieron llenos de contradicciones e inspiraron poca confianza.

“Según una versión, el juicio se celebró en el año 1931. El día 25 de julio de este año se reunió en Jerusalén un tribunal integrado por los más famosos juristas judíos bajo la presidencia del doctor Veldeissel. Tras oír el informe del fiscal, que duró cuatro horas, y el del defensor, que duró cinco, y tras una larga consulta, se falló por cuatro votos contra uno que Jesús había sido inocente”.

“Una nueva revisión se dio en 1949. Ese año, según publicaron entonces los periódicos, el magistrado francés Jacquenot había declarado la invalidez jurídica del proceso de Jesús en la “Maison du Droit” de la Facultad de Derecho de París. El Magistrado Jacquenot, junto con sus colaboradores, llegó a la conclusión de que el quebrantamiento de los trámites judiciales introducido por el Sanedrín judío hacía aparecer como inválida legalmente la sentencia de muerte dictada por el Sanedrín”.

Juicios e irregularidades en el proceso

Según lo relatan los hermanos Lémann (judíos de nacimiento, que se convirtieron a la fe cristiana y más tarde fueron ordenados sacerdotes), en su libro “El proceso de Nuestro Señor Jesucristo” ,y a partir del profundo estudio de la Mishna (código de procedimiento penal judío), “en el juicio de Cristo se habrían cometido, al menos 27 irregularidades o nulidades que invalidarían todo el proceso ante el Sanedrín. Es allí, entre los tratados de la Mishna, donde se contempla la administración de justicia por manos de los “sanedrines”, o concejos supremos de los judíos, los grandes protagonistas en el proceso de Cristo”. Otro tipo de recopilaciones, hablan de los seis juicios que tuvo Jesús. “La noche en que fue arrestado, Jesús fue llevado ante Anás, Caifás y la asamblea de los líderes religiosos llamada Sanedrín (Juan 18:19-24; Mateo 26:57). Después de esto, fue llevado ante Pilato, el gobernador romano (Juan 18:23), enviado a Herodes (Lucas 23:7), y llevado nuevamente de regreso a Pilato (Lucas 23:11-12), quien finalmente lo sentenció a morir”.

“Los juicios de Jesús constaron de seis eventos: tres de ellos en una corte religiosa y tres ante una corte romana. Jesús fue juzgado ante Anás el sumo sacerdote saliente; Caifás, el sumo sacerdote en funciones, y el Sanedrín. Él fue acusado en estos juicios “eclesiásticos” de blasfemia, por afirmar ser el Hijo de Dios y el Mesías.

“Los juicios religiosos ante las autoridades judías, mostraron el grado de odio de los líderes judíos hacia Jesús, porque ellos desatendían descuidadamente muchas de sus propias leyes, según los expertos. Hubo numerosas irregularidades involucradas en estos juicios desde la perspectiva de la ley judía. Para mencionar algunas relevantes:

“1) Ningún juicio debía llevarse a cabo durante alguna celebración, y Jesús fue juzgado durante la Pascua.

2) Cada miembro de la corte debía votar individualmente para condenar o absolver, pero Jesús fue condenado por una gritería de protestas y desaprobación.

3) Si se daba la pena de muerte, debía pasar una noche antes de que la sentencia fuera llevada a cabo; sin embargo, solo pasaron unas cuantas horas antes de que Jesús fuera puesto en la cruz.

4) Los judíos no tenían autoridad para ejecutar a nadie, sin embargo, se las ingeniaron para ejecutar a Jesús, a través de la sentencia romana.

5) Ningún juicio debía llevarse a cabo por la noche, pero este juicio se hizo antes del amanecer.

6) Se debía proporcionar al acusado consejo y representación, pero Jesús no tuvo ninguno.

7) No debían hacerse preguntas de auto-incriminación al acusado, pero a Jesús se le preguntó si Él era el Mesías.

“Los juicios ante las autoridades romanas comenzaron con Pilato (Juan 18:23) después que Jesús había sido golpeado. Los cargos llevados contra Él eran muy diferentes a los cargos de Sus juicios religiosos. Él fue acusado de incitar a la gente a una revuelta, prohibiéndole al pueblo pagar impuestos, y clamando ser un rey. Pilato no encontró razón para matar a Jesús, así que lo envió a Herodes (Lucas 23:7). Herodes ridiculizó a Jesús, pero queriendo evitar la responsabilidad política, lo envió de regreso a Pilato (Lucas 23:11-12). Este era el último juicio, por lo que Pilato mandó azotar a Jesús, tratando de aplacar la

animosidad de los judíos. La flagelación judía era un castigo terrible y posiblemente consistía en 39 latigazos.

“En un esfuerzo final por soltar a Jesús, Pilato ofreció que el prisionero Barrabás fuera crucificado y Jesús liberado, pero fue en vano. La turba gritó que Barrabás fuera liberado y Jesús crucificado. Pilato les concedió su demanda y les entregó a Jesús (Lucas 23:25). Los juicios de Jesús representan la máxima mofa de la justicia. Jesús, el hombre más inocente en la historia del mundo, fue encontrado culpable de crímenes y sentenciado a morir por crucifixión”.