La constitución dominicana establece como principio que “Es un derecho y un deber de ciudadanas y ciudadanos el ejercicio del sufragio para elegir a las autoridades de gobierno y para participar en referendos. El voto es personal, libre, directo y secreto. Nadie puede ser obligado o coaccionado, bajo ningún pretexto, en el ejercicio de su derecho al sufragio ni a revelar su voto”. A través de las elecciones, la población decide quién los representa en su comunidad, en la formulación de leyes, y en la ejecución del gobierno; sin embargo, en las pasadas elecciones, 3 de cada 10 ciudadanos dominicanos se abstuvieron de votar. El voto es una expresión de opinión del votante, y, según los resultados del 2012, 3 de cada 10 ciudadanos considera que su opinión no es suficientemente importante como para ejercer su derecho.
El voto es un deber. El voto no sólo es importante para la democracia, es la base de la democracia. Como ciudadanos de un país democrático estamos en obligación de apoyar el principio que sustenta su forma de gobierno, de ejercer el voto en las elecciones y referendos para que el país sea gobernado acorde con la decisión de la mayoría.
El voto es un derecho. Los dominicanos y dominicanas que lucharon por nuestra independencia y libertad dieron de su tiempo, esfuerzo y sangre para que fuésemos una nación con la libertad de escoger su camino y su futuro. Abstenerse de votar es restarle importancia al sacrificio de nuestros padres de la patria.
El voto es una responsabilidad. El gobierno de la nación no sólo es responsabilidad de los que ocupan posiciones de poder, es responsabilidad de quiénes elegimos. Los malos gobernantes son elegidos por buenos ciudadanos que no votan. Es nuestra responsabilidad elegir a quienes realmente representen nuestros intereses.
El voto es un privilegio. No siempre se ha podido votar, la democracia que conocemos hoy en día no ha cumplido aún los 300 años; en los Estados Unidos las mujeres votan desde hace menos de un siglo. En la historia de los países democráticos se ha discriminado en el derecho de votar por nivel de escolaridad, nivel económico, raza, religión, género, origen y hasta afiliación profesional. Aún hoy, una tercera parte de la población mundial vive en países en los que no hay elecciones. Somos privilegiados en tener un derecho que no alcanza a todos. Habiendo tantas personas que no pueden votar, dejar de hacerlo es como botar comida habiendo tantas personas en el mundo que no pueden comer.
Muchos piensan que su voto no hace diferencia. ¿Qué valor tiene un voto entre millones de votantes? Tiene el valor de una opinión, el valor de un derecho, y el valor que nos damos a nosotros mismos. Si una persona piensa que su voto no importa, también piensa que su opinión no importa. Debemos recordar que si no damos importancia a nuestro voto, serán elegidas personas que no darán importancia a nuestra opinión y nuestras necesidades.